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de acción pequeña pero contribuyente.
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lunes, 22 de agosto de 2011

LAS RATAS - HF






















Las ratas no tenemos buena fama,
pero de algo estamos orgullosas,
y es de haber colonizado el mundo entero, de a miles,
especialmente en los comienzos,
viajando apretadas en la zona de carga de los barcos.
Tal vez alguien podrá recordar que somos originarias
de aquellos hermosos bosques del sudeste asiático.
Que allí vivíamos en los árboles,
o libremente en los campos, salvajes,
con nuestras propias construcciones,
aquellos esmeradísimos sistemas de corredores subterráneos.
Que las pendientes de las montañas y los cerros
eran nuestros lugares predilectos para corretear.
Y que somos amantes de los ríos,
excelentes nadadoras, de las mejores.
Tiempo después aprendimos a apreciar la compañía del ser humano,
que nos comenzó a facilitar mucho la tarea de conseguir alimentos.
Así continuó la historia, siempre cerca de la gente,
ocupando sótanos, desvanes,
haciendo equilibrio por cables y cornisas,
excavando debajo de establos y cobertizos
o haciendo nuestras típicas puertitas de entrada en los zócalos,
sin olvidarnos nunca de las queridas pendientes
en los espacios abiertos. Pero siempre a escondidas.
Así es como vivimos las intrusas ratas en el mundo occidental,
tan distinto del oriental, el de nuestra procedencia original.
Pero no todo es grave para nosotras en este mundo:
en una ciudad de la India
nos mantienen de a miles con vida en un templo,
porque según la creencia popular
somos las reencarnaciones de un buen dios.
Tal vez lo seamos, porqué no. Y sólo allí lo recuerdan.
Es hermoso que un sacerdote te alimente con granos y leche,
participando también cariñosos peregrinos en darnos de comer.
Y que entre los lugareños haber sido tocados
por alguna de nosotras se considere una bendición.
Pero en la cultura occidental,la palabra rata
se usa como sinónimo de insultos. De los peores.
Ya somos consideradas como esto que llegamos a ser finalmente,
tan lejos de nuestro añorado origen, sano y salvaje.
Ahora sólo animales peligrosos, sucios, fuente de enfermedades,
parasitarios y ladrones de comida.
Por eso es que envenenarnos se acepta como algo normal, lógico.
Y cuando se describe a una persona como a una rata
significa que se trata de alguien traicionero,
avaro, tacaño, roñoso.
Así es que también fuimos usadas en experimentos de laboratorio,
y nadie imagina lo perverso que es el trato allí,
lo que es padecer y morir a causa de dolorosas enfermedades.
Nadie recuerda tampoco que allá
por los comienzos del siglo diecinueve,
unos audaces, incomprendidos europeos,
hicieron el intento de criarnos como animales domésticos,
cuando advirtieron que podíamos ser entrenadas
para realizar una gran variedad de trabajos.
Y seguramente de haber sido así,
la salud general y la nuestra hubiera corrido menos peligro,
pero lamentablemente no prosperó el intento.
Y que bueno si en la historia del mundo
hubiéramos sido aceptadas como mascotas, como simple compañía,
sólo a cambio de caricias y sabroso queso.
Porque si se nos observa bien, tan feas no somos.

3 comentarios:

Eva Row dijo...

Qué hermosos enterarse de que las ratas son queridas en algún lado y que se portan como animalitos domésticos. Cuando aparece alguna rata en mi vida, yo no sé por qué tengo que querer matarla, porque en realidad me dan mucho lástima, pero nunca lo hubiera confesado de no haber sido por este post tuyo.

Funes dijo...

Seguramente cuando en alguna comunidasd de ratas, cuando uno de sus miembros hace algo malo, sus compañeras le dicen... "Pero que ser humano que sos".

Daniel dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=JdzHAKPV7dk&feature=player_embedded

Minuto 2:40