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¡AMELIA VENCE!

sábado, 14 de abril de 2012

EL CUENTO DE LA GORDA DESNUDA - HF














Me puse a escribir otro cuento, tratando de imaginar
a una gorda desnuda desparramada sobre un gran sillón.
Le voy a poner clima caluroso, así está sudando.
Y por eso se sacó la bata.
En un ropero puede haber pelucas,
perchas cargadas de ropa con mucho olor a viejo, a maní tostado.
Y una perrita pekinesa, tal vez llamada Jessica.
¿Y que tal si meto ruido de ascensor? Sí, se oye ruido de ascensor.
A esta gorda hay que ponerle un lindo nombre,
por ahí podría llamarse…María Luisa Termidor.
Y el ascensor, ¿qué va a traer si no es un chabón?
Es un morocho, pinta de yuto con anteojos negros,
sudoroso, reduro de merca y abre la puerta del departamento
sin que se entere la gorda, que está escuchando algo
con auriculares, jadeando a punto de ahogarse del calor.
A ver… estábamos en que el tipo abría la puerta con la nariz goteando
y... ¿que ve?... 
Obvio, la ve a la gorda muerta sobre el sillón.
Pero no, así el cuento se acabaría muy pronto.
Entonces el tipo se mandaba al dormitorio
y revolvía todo buscando algo.
La gorda es enfermera en un sanatorio
y tiene una bocha de remedios para revender.
Ahora se está comiendo una pizza,
está encendido siempre el televisor,
la perra ladra como loca y la gorda empapada
le pregunta mirando para todos lados “¿Qué pasa mi amor?”
Ahí aparece el morocho pensando “¡que pedazo de jamón!”
y se le abalanza.
La gorda zafa por lo patinoso del sudor 
y mientras grita enloquecida empieza a gatear hacia el pasillo,
pero el tipo corre hacia otro lado. Entra al baño y se encierra.
Allí saca la bolsa de merca y empieza a jalar sin parar, 
desaforado, mal.
Al rato, jadeando agitadísimo, pálido y chorreando,
la acorrala a la gorda contra un rincón, la agarra del cuello
y mientras la perra le muerde el pantalón 
gruñendo como una chicharra,
súbitamente el tipo cae redondo al piso, fulminado.
Ahí podría haber gritos que vienen de afuera,
timbre a cagar y vecinos que tiran la puerta abajo
y la encuentran a la gorda desnuda en el piso
con el tipo tirado a su lado y la perrita ladrando y moviendo la cola.
Alguno en musculosa le pregunta “¡¿Pero qué pasó señora?!”
Y la gorda dice “No sé, el tipo entró a robarme y de golpe se murió”
Y ahí terminaría la historia.
Pero es una porquería, voy a escribir otra cosa.
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Pintura de Lucian Freud.
http://es.wikipedia.org/wiki/Lucian_Freud

4 comentarios:

Daniel dijo...

Juazzz.
Y si escribís uno sobre Lilita, la ecuménica? No, no; va a ser más bizarro, es como mucho.

Clau dijo...

Ja,sí,la verdad cualquiera. Abrazo!

Abrujandra dijo...

Menos mal que es una porquería.

H.M. dijo...

La gorda era abogada chaqueña iniciada en la profesión por un interventor militar?
Ese olor a milico mata a cualquiera...
La perrita vive????