ALGUNOS CONSEJOS PARA UNA VEJEZ FELIZ.

Cuidá tu figura todos los días. Vestite lindo, no te encerrés. Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario. Salí a pasear. El agua estancada se pudre y la máquina inmóvil se enmohece. Hacé algo de ejercicio físico. Un rato de gimnasia, una caminata razonable. Contra la inercia, el movimiento. Evitá gestos derrumbados, hacé que te digan un piropo cuando pasás. No hables de tu vejez ni te quejes de tus achaques, nadie quiere estar oyendo historias de hospital. Con eso vas a acabar por creerte más viejo de lo que sos. Cultivá el optimismo, al mal tiempo buena cara. Se tiene la edad que se ejerce. La vejez no es cuestión de años sino de un estado de ánimo. No sos un parásito ni una rama caída del árbol de la vida. Bancate hasta donde puedas y ayudá a otros. Trabajá con las manos y con tu mente. El trabajo es terapia infalible, es la medicina contra todos los males. Mantené vivas las relaciones humanas, integrate a todos los miembros de tu familia, es una oportunidad para convivir con todas las edades. Agrandá tu corazón con tus amigos y compañeros, y que no sean sólo viejos. Rajá del bazar de las antigüedades. No pienses que todo tiempo pasado fue mejor. Dejá de condenar a este mundo y de maldecir a tu momento. Alegrate de ser parte de todo y de poder luchar por hermosas cosas nuevas. ¡Y no te olvides de reír, porque la risa es vasodiltadora!