El Comando Amelia es un comando de alumbrado, barrido y limpieza,
de acción pequeña pero contribuyente.
¡AMELIA VENCE!

viernes, 8 de mayo de 2015

Evita, belleza y proyecto inmortal.

LO QUE YO PIENSO DE LA INDEPENDENCIA.

Independencia, concepto absoluto y ambiguo si los hay. Tal vez la independencia se acabó con el Big Bang, ese comienzo de combinaciones en las que dicen se inició la vida. A partir de allí creo que todo es interdependiente. ¿Acaso si el electrón, el protón y el neutrón fueran independientes, el supuesto átomo no les estaría rogando: “¡Júntense por favor, así puedo ser algo!” Tal vez porque se confunde independencia con autonomía, algo así como el tiempo máximo que puede funcionar algo sin reponer provisiones, pertrechos, combustibles. Aunque, a partir del crecimiento de la política, del negocio de los poderes, el significado de autonomía también fue desviado. Para lo político, la autonomía es la resultante de la emancipación, de la liberación de un yugo, del final de una dependencia, no aquel simple principio básico de poder valerse por uno mismo, sino la solución a un problema anterior, el de la esclavitud, del sometimiento. Y a la emancipación le sigue la soberanía. Y la cosa comienza a ponerse cada vez más cargada, porque la soberanía, la autoridad suprema del poder público, ya huele a imperio, a dominación, a señorío. Y ya se sabe que el exceso de soberanía, la hegemonía, es el fenómeno antropófago por excelencia, la tan conocida conquista de lo ajeno. La conocida moneda del gran juego.