¡HOY ES 28 DE NOVIEMBRE!
Páginas
▼
sábado, 28 de abril de 2012
viernes, 27 de abril de 2012
jueves, 26 de abril de 2012
La espera del comandante - HF
Son los momentos previos
a la última batalla por la independencia
y el comandante está detenido,
atento a todo lo que se oye
antes de la entrada triunfal.
Son horas de tensión
y no puede haber errores.
A lo lejos, reflejada en las orillas del lago,
la ciudad brilla tranquila.
Algo hace que la tropa se vea armoniosa,
tal vez porque a nadie nunca le importó
padecer en la selva de cualquier enfermedad.
Entre las filas hay cazadores de monte
Entre las filas hay cazadores de monte
y jefes de añoradas tribus.
Son parte de la última batalla, la del primer día de la luna.
No falta música ni poesía,
pues ellas nunca dejaron de acompañar
a los fogones en la selva.
Al comandante se lo ve tranquilo,
sentado sobre una gran piedra.
Y a todos, mientras esperan lanzarse al ataque,
se los ve como a una única,
poderosa, brillante serpiente.
El que será uno de los memorables libertadores
El que será uno de los memorables libertadores
se prepara para combatir la última batalla
por la independencia de su tierra.
Sabe que esta vez va a vencer,
pues tiempo atrás, la dueña de su corazón,
la hermosa maga que lo espera,
había profetizado su futuro
hasta el final de sus días.
hasta el final de sus días.
Y él sabe que para eso faltan muchos años,
los más felices. GUERNICA - Eduardo Galeano
París, primavera de 1937: Pablo Picasso despierta y lee.
Lee el diario mientras desayuna, en su taller.
El café se le enfría en la taza.
La aviación alemana ha arrasado la ciudad de Guernica. Durante tres horas, los aviones nazis han perseguido y ametrallado al gentío que huía de la ciudad en llamas.
El general Franco asegura que Guernica ha sido incendiada por dinamiteros asturianos y pirómanos vascos enrolados en las filas comunistas.
Dos años después, en Madrid, Wolfram von Richthofen, comandante de las tropas alemanas en España, acompaña a Franco en el palco de la victoria: matando españoles, Hitler ha ensayado su próxima guerra mundial.
Muchos años después, en Nueva York, Colin Powell pronuncia un discurso, en las Naciones Unidas, anunciando la inminente aniquilación de Irak.
Mientras él habla, el fondo de la sala no se ve, Guernica no se ve. La reproducción del cuadro de Picasso, que decora la pared, ha sido completamente cubierta por un enorme paño azul.
Las autoridades de las Naciones Unidas han decidido que ése no es el acompañamiento más adecuado para la proclamación de una nueva carnicería.
Espejos: una historia casi universal
Lanata en la Feria del Libro ¡Qué desfachatez, gordito!
" ...Explicó de inmediato el “manejo stalinista” que el gobierno de Cristina Kirchner tiene sobre los medios: “Creen que todo se puede digitar, pero no entienden que los medios no son un todo unívoco”. Sin embargo, comprenden su importancia. “Pero como Dios existe, por suerte no los saben manejar y por suerte no van a aprender porque son bastante analfabetos”...
http://www.clarin.com/sociedad/comunicacion-Cristina-convirtio-conductora-TV_0_689331150.html
miércoles, 25 de abril de 2012
Un argentino orgulloso en el año 2098 - HF
Hoy es mi cumpleaños,
y sigo trabajando aquí,
en el Laboratorio General de Análisis Clínicos.
Echar por milésima vez gotitas de sangre en una plaqueta
no me marea tanto como lo que escucho en la radio,
y no hablo de la música, porque en este momento
está sonando Reacción Mantoux,
uno de mis grupos preferidos, sino de las noticias.
La última fue que se confirmó
que la Reina del Mundo también está infectada.
que la Reina del Mundo también está infectada.
Y ya todo tiene olor a que aquí no se salva nadie.
Para mis adentros se mezclan
algo de orgullo patriótico y de misericordia.
El tripanosoma arrasó con todo lo que quedaba.
Y pensar que los desaparecidos HIV, el dengue
y la gripe porcina fueron tan alarmantes.
Pero no eran como esto. Esto es arrollador, indomable.
En lo que concierne a mi trabajo todo está claro.
Diez de cada diez tubos de ensayo
portan el tripanosoma y ya tomé la decisión.
Hoy, el día de mi cumpleaños,
voy a tomar el tubo que tengo frente a mí
que lleva mi nombre y lo voy a examinar.
Cargo la plaqueta y ahí va al microscopio,
y lo que veo no me sorprende. Yo también lo llevo puesto.
Por lo menos esto termina siendo un último logro,
algo nuestro con proyección internacional.
Y a guisa de brindis ya estoy alzando el tubo
y entonando un estentóreo
¡Chagas para todo el mundo!
Y fondo blanco.
martes, 24 de abril de 2012
Convencer a los ostentosos - HF
Cualquiera sabe que lo que es muy caro no es saludable,
porque padecer del engaño de lo costoso
hasta ocasiona repentinos movimientos convulsivos.
Precisamente de eso padecía en forma crónica
un olvidado rey español,
a causa de ufanarse continuamente
de las costosísimas cabezas de antílopes africanos
de cuernos anillados que colgaban
de las paredes de su despacho,
un lujo que más que ensalzar las cualidades en vida
de los hermosos animales ya momificados,
hablaba solamente del alto precio
de semejantes objetos de colección.
Inútiles costumbres de los ostentosos
Inútiles costumbres de los ostentosos
que hablan sólo en primera persona,
que ni siquiera le hacen un mínimo honor
al recordado, hermoso Narciso.
Los codiciosos, los que jamás dejarán insistentemente
de hacer gala de ser los exclusivos poseedores de algo único.
Sólo para desestimar a todo lo que no pertenezca
a sus costosos, efímeros inventarios.
Ya en la historia de la humanidad
se han hecho infinidad de civilizados intentos
de hacer que, finalmente, este tipo de seres
comprendan que en la naturaleza
todo tiene exactamente la misma importancia,
el mismo valor. Pero siempre resultó infructuoso.
Tal vez haya llegado el momento
de recurrir a métodos más enérgicos de convencimiento.
En el Tortoni - Victoria Sibelles
Los cuarentaycinco implacables
que muerden los talones.
Aprendí a ser feliz en la despedida
y a colgarme de su sonrisa.
Que fui eterna cuando se entregó
al amparo de mis brazos,
que fue eterna
cuando dejé descansar mi memoria
en sus ojos.
Que fueron testigos
los que nos vieron las risas
por las calles de Buenos Aires,
de noche,
Santiago por las tardes
y la
Isla Negra de los amaneceres.
Su predilección por las luces rojas
de los semáforos
y esa tozudez de mi parte
cien veces mostrando aquel edificio
desde la misma esquina resignada.
Y Los Versos del Capitán
que dejó en mi mesa
a modo de despedida.
Por eso la amé,
por que ya no regresará.
Y volveré a amarla,
en la próxima vez ,
que será la penúltima.
lunes, 23 de abril de 2012
LA HUELLA - HF
Supongamos
que la huella que dejan los borrachos al andar
podría
estimular a una horrible bestia a cambiar de estado,
a
dejar su tenebrosa forma original
para
transformarse en un hermoso ser fabuloso
mitad
ciervo y mitad mujer, sensible a las emociones ajenas,
dotado
del don de devolver la salud a los demás.
Que
tal vez haya una horripilante bestia que viene soñando
desde
hace miles de años con poder adoptar
su
soñada forma favorita,
la
sanadora mitad ciervo y mitad mujer .
Y
que finalmente lo único que haría esto posible
es
el poder de la huella que dejan los borrachos al andar.
(Terminado
de suponer esto sugiero salir a tomar unos vinos,
para
reforzar el rastro)
La soledad de la dueña - HF
Mirándola bien, la elegante señora
es dueña de una extraña belleza,
parecida a la de los insectos de cuatro alas, como la avispa.
Aunque para todos es muy desagradable,
con esa masculina melenita gris
y ese cutis extremadamente pálido.
Adinerada y eléctrica es la dueña de la empresa,
completamente sola al finalizar su día de trabajo,
deseando en el silencio de su interminable casa
tener una pelea a los gritos con alguien,
aunque mas no sea una pequeña desavenencia con algún otro.
Su gran apellido es de la variedad de los esclavistas
Adinerada y eléctrica es la dueña de la empresa,
completamente sola al finalizar su día de trabajo,
deseando en el silencio de su interminable casa
tener una pelea a los gritos con alguien,
aunque mas no sea una pequeña desavenencia con algún otro.
Su gran apellido es de la variedad de los esclavistas
que se cultivan desde hace siglos,
y a la hora de presentarse ella lo pronuncia
y a la hora de presentarse ella lo pronuncia
arrastrando exageradamente las últimas vocales.
Algunas veces disfruta de pequeñas alegrías,
recorriendo con su mirada los blasones familiares
Algunas veces disfruta de pequeñas alegrías,
recorriendo con su mirada los blasones familiares
impresos en estandartes, cofres, manteles y cazuelas de bronce.
Su vida es solo encargarse de administrar su empresa,
y realmente lo hace con devoción.
Su mayor premisa es que si falta algo, eso es lo necesario
para poder sentir el placer orgásmico de conseguirlo.
Y aunque al gesticular y proferir interjecciones
Su vida es solo encargarse de administrar su empresa,
y realmente lo hace con devoción.
Su mayor premisa es que si falta algo, eso es lo necesario
para poder sentir el placer orgásmico de conseguirlo.
Y aunque al gesticular y proferir interjecciones
ella se sienta la más enérgica de las Greta Garbo,
es imposible no dejar de verla
es imposible no dejar de verla
como a una
histérica y vieja Bette Davis.
Al caminar siempre trata de remedar
lo mejores pasos de danza clásica que aprendió cuando niña,
pero todos la ven deambular como a una nerviosa langosta.
Y cuando protesta chillando sobremanera,
pidiendo frenéticamente lo que sea,
Al caminar siempre trata de remedar
lo mejores pasos de danza clásica que aprendió cuando niña,
pero todos la ven deambular como a una nerviosa langosta.
Y cuando protesta chillando sobremanera,
pidiendo frenéticamente lo que sea,
no se priva hasta de vociferar groseras consignas populares.
En su solitaria oficina es afecta al té de las cinco de la tarde,
y a la hora del sueño sopla las velas
En su solitaria oficina es afecta al té de las cinco de la tarde,
y a la hora del sueño sopla las velas
del candelabro de su mesa de luz.
Y cuando siente que su camino
se está poniendo algo falso o desviado,
sale durante la noche
a recostarse elegantemente vestida
y durante largos ratos
sobre las vías por donde circulan los trenes.
Y cuando siente que su camino
se está poniendo algo falso o desviado,
sale durante la noche
a recostarse elegantemente vestida
y durante largos ratos
sobre las vías por donde circulan los trenes.
sábado, 21 de abril de 2012
La isla, el burro y la ninfa - HF
En una isla sombría, siguiendo su curso
sin poner freno, rebuzna el asno con sonido
vibrante,
exponiendo los méritos que fundamentan
su jerarquía
de gran macho.
Trota levantando nubes de polvo,
estampando sus huellas entre las hojas.
Llama a la ninfa con su cantar
acompañado de ardientes vaivenes,
y el gran mérito bajo su vientre
se parece al molde donde se fundían los metales
para forjar a las espadas,
al arcabuz que usaban los moros para la guerra.
Tal vez sea esa la razón
por la que todas las aves de la isla
arrobadas por el asno,
intentan infructuosamente
imitar el canto de la ninfa,
como un gigantesco coro equivocado,
haciendo salir de sus picos
una multitud de chillidos de hembras desesperadas.
Anochece en el oscuro y cautivante arrecife de forma
de hoz
y por todas partes aún se huele
el añejo perfume homérico de algunos dioses
que fueron confinados allí siglos atrás.
Las aves ya se callaron y llega la hora del
encuentro.
A lo lejos comienza a oírse la voz
caliente y embelesada de la ninfa que se acerca.
El burro espera, enamorado.
viernes, 20 de abril de 2012
jueves, 19 de abril de 2012
miércoles, 18 de abril de 2012
LA HISTORIA DEL CABO SÁNCHEZ - HF
Hugo
Sánchez es cabo de la policía desde hace mucho tiempo.
Como
de costumbre, volvía en colectivo a su casa de Villa Lugano.
Había
estado parado en una esquina muchas horas,
caminando
sólo algunos metros a la redonda,
sin
mate ni cigarrillos,
ya
acostumbrado a pensar en casi nada,
solo
mirando pasar la gente al lado suyo,
saludando
a la misma media docena de casi todos los días.
Ahora,
moviendo los dedos de los pies doloridos
dentro
de sus zapatos, suspirando de vez en cuando,
hojeaba
la revista que le había regalado días atrás
don
Raúl, el diariero.
Ya
había oído hablar algo de las cosas que leía,
y
todo eso le resultaba extraño, lejano.
Palabras
no escuchadas antes, “autoayuda”, “macrobiótica”,
“alimentos
orgánicos” o en otro idioma,
“reiki”,
“feng-shui”, “tai-chi-chuan”.
Aunque
un poco de alivio le hacía sentir.
Por
lo menos no era la lectura fanática y de rigor
de
El Gráfico o las páginas policiales de Crónica.
Esta
cosa nueva le provocaba en la boca del estómago
el
cosquilleo de una impensada posibilidad
de
huir del corral.
Como
un desafío ilegal que debía mantener en secreto.
Porque
ya le habían dicho que todo eso era para maricones.
Bajar
del colectivo todos los días ya tenía su marca en la vereda.
Siempre
apoyaba el pie derecho en el mismo lugar,
y
el recorrido de las tres cuadras hasta su casa
era
un sendero formado por su huella.
Recién
hoy Sánchez pensó en eso, y sonrió mientras caminaba.
Al
llegar a su casa, con la revista oculta
entre los papeles del bolso,
abrió
la puerta, besó a su esposa Gladys
y
saludó a sus hijos, compenetrados frente al televisor.
Después para Sánchez lo de siempre:
mate,
ducha, pijamas, chinelas y a comer.
Excepto
un súbito comentario.
Casi
sin darse cuenta le preguntó a su mujer si tenían arroz integral.
Ella
le respondió que no, que sólo tenían arroz blanco,
sin
querer saber el porqué de la pregunta,
que
podría haber sido cualquier otra.
Después,
cenar albóndigas con puré y a la
cama .
Un “hasta mañana, mi amor" y hacer fuerza para dormirse,
sin
poder dejar de pensar en el viaje en colectivo de mañana,
donde podría seguir leyendo esa revista
durante
una hora sin que nadie lo viera.
Las
semanas que siguieron
no
fueron muy diferentes a las de siempre.
Aunque
hubo algunos cambios.
El
churrasco desapareció, quedó la ensalada.
El
choripán también. Apareció la tarta de
verduras.
El
vino y la cerveza se transformaron en agua mineral
y
la empanada de carne picante en una de humita.
Lo
que aumentaba, junto con un sentirse mas liviano,
no
solo de cuerpo sino también de algo mas adentro,
era
su secreta colección de la revista
que
religiosamente le regalaba cada semana el diariero don Raúl.
Sánchez
estaba un poco más feliz.
Solo
quedaba la comida nada macrobiótica
de
su mujer Gladys, a la noche.
Pero
no importaba, porque ella cocinaba como nadie.
Y
por primera vez se pudo sentir orgulloso
de
no haber disparado nunca su arma,
a
pesar de dormir con ella bajo la almohada todas las noches.
Ya
no tenía que cumplir con herir o matar a alguien
para
no creerse un cobarde.
En
la comisaría hasta se le había escapado algún
“¡Paz
y amor, loco!” después de haber leído aquello
de
lo que hablaban Gandhi y John Lennon.
Y
no le importaban las cargadas de los otros policías,
los
“¡Ché, Sánchez!, ¿No estás muy flaco, vos?...
¡Cortala
con esa cosa de putos, gordo!”
El
respondía que se estaba cuidando del colesterol,
pero
en realidad no tenía la menor intención
de
hacerse un análisis de sangre.
Pero la rutina de Sánchez no cambió demasiado.
Sin
olvidarse del todo de la nueva comida,
no tardó mucho en volver a sentirse
opíparamente vivo
con
su querido asado, su compañero el tinto y sus viejas amigas
las
maravillosas y picantes empanadas salteñas.
Tampoco
siguió disimulando su nuevo hallazgo.
Ahora
Osho y Deepak Chopra estaban en su mesa de luz
y la revista que don Raúl le siguió regalando
cada semana
ya
la leían su mujer y algunos de sus
compañeros de la comisaría.
Y nunca se olvidaba, al bajar del colectivo todas las noches,
de
sonreírle a su querida huella,
cada
día más profunda en la vereda.
martes, 17 de abril de 2012
Hillary Clinton rumbeando y tomando cerveza en Cartagena de Indias.
¿Se imaginan que hubieran dicho los foristas
de La Nación, Clarín, Perfil, Nelson Castro,
Longobardi, Tenenbaum, Morales Solá, etc...
si la fotografiada era LA YEGUA?
Publicado en:
http://aldoulisesjarma.blogspot.com.ar/
de La Nación, Clarín, Perfil, Nelson Castro,
Longobardi, Tenenbaum, Morales Solá, etc...
si la fotografiada era LA YEGUA?
Publicado en:
http://aldoulisesjarma.blogspot.com.ar/
lunes, 16 de abril de 2012
domingo, 15 de abril de 2012
RECUERDOS DE LA COLIMBA - HF
¡Soldado, saque
pecho! ¡Vista al frente! ¡Manos bien pegadas!
¡Baje los hombros! ¡Ojos bien abiertos! ¡Tacos juntos! ¡Codos hacia adelante! ¡Cierre la boca! ¡Levante la cabeza! ¡Ponga cara de guerra, soldado!, vociferaba el teniente Magoya, y yo no sólo aceptaba sus “sugerencias” sino que hasta llegaba a triplicar el efecto deseado.
¡Baje los hombros! ¡Ojos bien abiertos! ¡Tacos juntos! ¡Codos hacia adelante! ¡Cierre la boca! ¡Levante la cabeza! ¡Ponga cara de guerra, soldado!, vociferaba el teniente Magoya, y yo no sólo aceptaba sus “sugerencias” sino que hasta llegaba a triplicar el efecto deseado.
Mis ojos bien abiertos eran
los de un hipertiroidico, el pecho hinchado el de un búfalo a punto de estallar
y la cara de guerra hubiera asustado a Rasputin. Y resoplaba como una bestia
enfurecida.
A un ¡carrera marrr..!
¡cuerpo a tierra! en el que mis compañeros a mi alrededor bufaban de mala gana
apoyando una rodilla, después la otra, hasta acostarse boca abajo con cara de
¡porqué no te vas a la concha de tu madre!, yo emitía un alarido de chacal y
efectuaba un ridículo, exageradísimo salto de clavadista ornamental para
caer de cara al piso en medio de una
polvareda.
Al siguiente ¡fiiirrrmes!, mi
taconear de húsar enardecido sonaba mucho más que lo normal, mi boca mostraba
los dientes y en mis ojos inflamados se podía leer ¿qué más querés, monigote?
¡puedo volar si quiero, milico pelotudo!
No tuvieron más remedio que
considerarme un “buen soldado”, a pesar de que los cabrones sospechaban que me
burlaba de ellos en cada baile.
Y confieso con gran placer
que dejé a muchos de esos tarados con las ganas de verme cometer algún
traspié. Las trampas fueron muchas, pero jamás pudieron. Y me divertí
muchísimo.
En una ocasión llegué tarde a
una formación y mantuve el siguiente excéntrico diálogo con un sargento con
aspecto de armadillo:
-¡Soldado! ¿de donde viene?
-Mi sargento, vengo de…
-¡Cállese la boca, le estoy
preguntando de donde viene!
-Vengo de…
-¡Cállese y conteste! ¿De
donde viene?
-Mi sargento, vengo de…
-¡Cállese, carajo, y conteste
de donde viene, soldado!
Y así sucesivamente. Ionesco
del mejor.
Pero lo más curioso de ese
año fue el episodio de la sangre.
Una mañana, después del
despertar súbito por los chillidos de un
marrano vestido de verde, su pito estridente, el tener que clavarse uno
como una estaca a los pies de la cama entre bostezos, puteadas interiores cada
vez más diluidas y el acostumbrado pasaje por el agua casi fría del baño enorme
y helado, venía el delicioso desayuno: un jarro de mate cocido y un pan.
Pero ese día no lo hubo, sino
que directamente nos hicieron marchar hasta una de las compañías, de donde
salían y entraban ambulancias.
Preguntándonos porqué hacíamos una cola en ayunas para entrar al edificio, vimos salir de
ahí a algunos desmayados sostenidos por otros pálidos compañeros, que con una
expresión desesperada y disimuladamente se señalaban el medio del brazo.
Cuando entré, el espectáculo
era un centenar de camas, cada una con un joven canalizado conectado a un
frasquito que colgaba a su lado y se llenaba de sangre. Ese día nos sacaron un
cuarto de litro a cada uno, y en el cuartel éramos más de mil. Nunca se pudo
saber adonde fue a parar semejante cantidad de plasma. Jamás dieron una
explicación.
Por aquellos días se
celebraba un recordatorio de la Campaña del Desierto y a muchos de nosotros nos
tocó hacer de mozos en el Casino de Oficiales. La comida era una descomunal
parrillada.
Con los pies doliéndonos de
tantas idas y venidas y desesperados de ganas de probar algo, en una de
las parrillas un cabo sudoroso y compasivo nos hizo un regalo revelador a un
par de nosotros. Nos obsequió unas achuras que, según el dijo, se procesaban en
un frigorífico muy cercano al cuartel.
Y mientras saboreábamos a
escondidas unas inolvidables morcillas, nos sumimos en un estado que jamás
volvimos a sentir, un extraño arrobamiento que nos producía ese sabor tan
familiar.
Y no quisiera pasar por un
mitómano neurótico, pero esas morcillas tenían demasiado gusto a nosotros.