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sábado, 19 de enero de 2013

EINSTEIN Y LA BOMBA ATÓMICA

Los Estados Unidos comenzaron a realizar estudios para desarrollar la bomba atómica a raíz de una carta de Albert Einstein al presidente Roosevelt, en la que detallaba que a través de la fisión nuclear se podía generar una bomba de inédito poderío, y a la vez se mostraba preocupado por la posibilidad de que la Alemania hitleriana llegara primero a alcanzar esa tecnología. Años más tarde, pocos meses antes de que la primera bomba fuera lanzada sobre Hiroshima, Einstein volvió a escribir a Roosevelt manifestándole su preocupación, dado que tenía información de que Estados Unidos había alcanzado la tecnología nuclear, pero poseía indicios de que los militares del Pentágono pensaban lanzarla, tal como ocurrió, sobre objetivos civiles. Einstein no tuvo respuesta de Roosevelt, quien poco después murió. Su sucesor, Harry Truman, prominente miembro de la masonería norteamericana (al igual que Roosevelt) no dudó en lanzar dos bombas atómicas sobre ciudades japonesas con el pretexto de acortar la duración de la guerra y salvar vidas. Una reciente investigación del autor japonés Tsuyoahi Hasegawa demuestra que el real objetivo de lanzar las bombas atómicas no fue salvar vidas sino impedir que Japón se rindiera ante la Unión Soviética y lo hiciera ante los Estados Unidos.Tras terminar su guerra con Alemania los soviéticos se aprestaban a invadir Japón, y los Estados Unidos consideraban que Japón no debía quedar —ni total ni parcialmente— bajo el área de influencia soviética. Las bombas de Hiroshima y Nagasaki cumplieron entonces ese objetivo geopolítico que prescindió totalmente de consideraciones humanitarias. El gobierno japonés tampoco estuvo a la altura de las circunstancias tras las bombas atómicas, dado que sólo accedió a rendirse una vez que le fue asegurado que el emperador Hirohito no sería removido de su cargo, lo que tuvo aún más efecto para terminar la guerra en el Pacifico que las propias bombas atómicas. Einstein, el padre de la teoría de la relatividad mantuvo correspondencia con Seiei Shinohara, un amigo filósofo japonés, conocido en Alemania y muerto en 2001. La viuda de Shinohara fue quien difundió las cartas en apoyo de la causa antinuclear. "Condeno totalmente el recurso de la bomba atómica contra Japón, pero no pude hacer nada para impedirlo", escribió Einstein dos años antes de su muerte, ocurrida en 1955. Las cartas fueron escritas entre 1953 y 1954, años después que EE.UU. lanzara sendas bombas de uranio y de plutonio sobre las ciudades japonesas de Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, y Nagasaki, tres días después. Einstein nació en Alemania en 1879, en el seno de una familia judía, luego se nacionalizó suizo y más tarde, estadounidense. Expuso la teoría de la relatividad en 1915, recibió el Nobel de Física en 1921 y murió en Princeton, EE.UU., en 1955. Desde 1905 las investigaciones del físico, que debió abandonar la Alemania nazi, permitieron luego el desarrollo de la fusión del átomo. Las cartas de Einstein al filósofo Shinohara demuestran cuánto sentía el físico la necesidad de justificarse. Es que, en 1939, le escribió al presidente Franklin D. Roosevelt advirtiendo que la Alemania de Adolfo Hitler se encaminaba a fabricar la primera bomba atómica. Roosevelt le respondió el 19 de octubre de 1939 —cuando ya se había desatado la II Guerra Mundial— que había ordenado a una junta analizar esa información. El resultado fue la fabricación de la bomba atómica en EE.UU.

2 comentarios:

Tilo, 71 años dijo...

Cuán importante es la memoria. Cuán aclarador investigar los motivos reales de ciertas decisiones. Cuán cierto es el viejo adagio "el camino hacia el infierno está empedrado con buenas intenciones".

Saludos

Mordi dijo...

Negro, cada vez que oí a alguien esa afirmación de que una bomba puede ser lanzada con intenciones humanitarias o de "salvar vidas" se me revuelven las tripas.

Qué pena que Einstein no se hubiera dado cuenta a tiempo de quiénes eran los gobernantes de EEUU y de que podrían ser igualmente crueles que los gobernantes alemanes de entonces.