ONDRA, UNA INTEGRANTE DEL COMANDO AMELIA

Ya me dispongo a enumerar cuanto concepto hay sugerido por cada uno de mi compañeros amelianos, así estaremos en condiciones de efectuar mañana una exitosa incursión en terreno enemigo. Para después de la victoria ya están acopiadas algunas bebidas, de las que antiguos guerreros usaban para producir alegría instantánea y olvido selectivo, borrando el recuerdo de algún momento de excesiva violencia en acción. Son muchos los compañeros amelianos, de orígenes distintos, pero la más notable es Ondra, la etíope nativa de Addis Abeba a quien ahora se la debe tratar como a una escritora escocesa, pues eso es lo que asegura ser desde que golpeó su cabeza contra una viga en una acción pasada. Ondra sigue afirmando habérselo dado al rodar por una escalera dentro de su residencia de Glasgow cuando regresaba de dar clases de galés antiguo a monjes de una abadía del priorato de Whithorn. Curiosamente hace un momento Ondra me recordó, en un exquisito galés, que había que seguir haciendo la supervisión, y ya escuché varios criterios amelianos para la acción de mañana. Como simular ser oriundos de Arizona, como recuperar partes desaparecidas de un edificio, como desmantelar la parte giratoria de una turbina, como descubrir un número de orden indeterminado dentro de una serie Fibonacci, o cómo hacer pasar por otro al símbolo del circonio y a su masa atómica en una fórmula. Pero como siempre, ninguno como el plan de Ondra, la sabia etíope/escocesa, que con su espíritu profético nos expuso como iba a perfeccionar la protección del grupo, para lograr mañana una saludable victoria.