Creo que al joven Dios que esta vez nos tocó en la historia del universo, flamante sucesor de interminables viejos Dioses, se le vio complicada la cosa imaginando como iba a volver a crear todo, pues los anteriores desaparecieron sin dejar rastros ni instrucciones. Seguramente a nuestro novato Dios, por su inexperiencia y falta de imaginación, no se le ocurrió que entre otras cosas el dolor fuera sólo un sistema de alarma. Sonoro tal vez, no un tormento. Un sonido que alertaría lo que no funciona bien y que habría que reparar. Así que.. ¡Bajá, pequeño Dios aprendiz, y tratá de corregir toda esta mierda, conchitumá!