No puedo creer lo que veo y escucho. En medio de este desastre no dejan de inventar historias falsas, como alimañas nerviosas, solo para agraviar, y ni alcanzan a entender lo que ellos mismos dicen, porque no pueden. Gruñendo, resoplando como para apagar una vela pero en la dirección equivocada, la del oscuro humo por donde circulan transportes atestados de los blancos de sus mentiras. Dentro de esos perversos hierven las historias que siguen inventando y es imposible que estén en lo cierto, porque ni ellos saben de que se trata. ¡Cøη¢нḯṧʊмá!
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