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miércoles, 21 de noviembre de 2018

Me hubiera gustado ser un bravo espadachín, un temible maestro del florete. Pero me parece que ahora no sería conveniente reivindicar el antiguo arte del lance, del duelo. No creo que en estos días la violencia pueda llegar a un buen resultado, porque eso es lo que ahora esperan de nosotros, la violencia. Lo que rescato de aquellas viejas usanzas es hacer respetar las propias convicciones hasta las últimas instancias, como valientes caballeros. Como muchas veces lo hizo Alfredo Palacios, también eximio duelista. Pero los tiempos fueron cambiando, la triste cobardía fue ganando lugar y las oscuras transas entre los esclavos de sus ansias de poder poniéndose a la orden del día. Realmente una pena, porque en estos días me hubiera gustado ser un bravo, temible espadachín.


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