Llegó el mejor momento del día, el del crepúsculo, el de tantos recuerdos. Más que ninguno el de todo viniéndose encima de uno, el de cuando mamá comenzaba a saltar en busca de comida. Cuando uno iba dentro de la bolsa calentita asomado, mirando hacia adelante. Ahora ya pasó el tiempo, pero los canguros nunca dejamos de salir todos juntos cuando cae el sol, a buscar algo para comer. Cuanto más rojo el horizonte, más hermoso.*
No hay comentarios:
Publicar un comentario