El Comando Amelia es un comando de alumbrado, barrido y limpieza,
de acción pequeña pero contribuyente.
¡AMELIA VENCE!

viernes, 30 de septiembre de 2011

CARMENCITA - HF


Hacía tiempo que me gustaba entrar en esa veterinaria
a disfrutar mirando conejos, gatos, perros, cotorras.
Pero la que me embrujaba era esa iguana.
Verde brillante, con algunas motitas amarillas y otras rojas,
y una mirada misteriosa que me provocaba
preguntarle que le parecía eso de ser así,
tan hermosa, tan tentadora.
Se sabe que las iguanas son de sangre fría,
pero en esta había otro tipo de temperatura
que yo podía percibir en la boca del estómago.
Después de varias visitas
disimulando la embriaguez que me provocaba,
me decidí a comprarla.
Los veterinarios me explicaron como debían ser
los cuidados de la alimentación y la higiene,
me contaron que se llamaba Carmencita,
que hacía ya dos años que vivía con ellos
y que la cuidara mucho porque le tenían mucho cariño.
Un placer tratar con veterinarios que además de hacer su negocio
aman de verdad a los bichos.
Me despedí eufórico con Carmencita en una caja
y al llegar a casa me puse a prepararle su lugar en el altillo,
que me quedó realmente hermoso.
Arena, cantos rodados y algunos pequeños cactus.
Enloquecido, le dedicaba una galantería tras otra
y le pedía de que me contestara si se sentía a gusto conmigo.
Pero nada.
Pasaron los días, los cuidados los implementé al pie de la letra
pero para mi tristeza Carmencita nunca comía, ni siquiera se movía,
y ya estaba empezando a perder los colores.
A pesar de hacerle todas las demostraciones de cariño posibles,
que iban desde leerle poemas de Walt Whitman,
cantarle carnavalitos,
hasta susurrarle románticas declaraciones de amor,
Carmencita seguía sin moverse y sin comer,
cada vez más descolorida y arrugada.
Era hora de pedir socorro a los veterinarios.
Me preguntaron sobre los cuidados,
y sabiendo que yo me había ocupado correctamente
no entendían que le podría haber estado pasando a Carmencita.
Pasaron algunos días más
y la pobre ya era un verdadero despojo, casi un fósil.
Después de pasar algunas noches con su presencia inmóvil
a mi lado bajo las sábanas, me decidí a llevarla con los veterinarios
para que se ocuparan de revivir a mi amada iguana
que no la estaba pasando muy bien.
Así fue que tuve que dejar a Carmencita en la veterinaria,
y la angustia no me dejó dormir durante bastante tiempo.
Por momentos se disipaba mi congoja
a fuerza de ver otras bellezas en Animal Planet,
pero sucumbía cada vez que iba al altillo
a mirar su casa de arena, cactus y cantos rodados, vacía.
Al cabo de dos semanas, no soporté más y pasé por la veterinaria.
Y para mi sorpresa la vi en su jaula,
otra vez tan hermosa como cuando la llevé a vivir conmigo,
verde brillante, fornida y con esa mirada alucinante,
la iguana más guapa que se haya visto.
Los veterinarios me dijeron que no comprendían
que podría haber pasado,
porque los cuidados habían sido los de siempre.
Así es que tuve que resignarme y después de varias visitas
en las que aprovechaba para acercarme
y seguir confesándole mi amor,
una tarde su mutismo me resultó tan insoportable
que me provocó tal ataque de furia
que a los gritos le pregunté
¿Contestame, Carmencita, porqué no me querés?
¿Es que no soy tu tipo?
Y en medio de veterinarios y clientes
sobresaltados preguntándome que me pasaba,
si necesitaba un médico
y mientras alguien me zamarreaba de los hombros,
juro haber visto claramente a Carmencita
que desde su jaula de acrílico
me miraba fijamente moviendo la cabeza de un lado a otro,
en un franco gesto de decirme que no.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

MIMOS - HF


Próximamente, la Confederación Argentina de Mimos
realizará su colecta anual en todo el país
bajo el lema “Tus gestos iluminan nuestro futuro”.
El aporte de cada habitante ayudará a esta entidad
que atiende las necesidades de
más de cinco millones de mimos en todo el país.
Según las estadísticas, diez mil obreros de la expresión
son atendidos diariamente en las guardias de la institución,
donde se brindan todas las técnicas
para recuperar la gestualidad perdida.
Impulsada por la Asociación Argentina de Actores,
la Confederación Argentina de Mimos
también lleva adelante proyectos de formación gestual
para la tercera edad.
Toda la información en:
08000-106-1432
C.A.M.

sábado, 24 de septiembre de 2011

MEX Y EL NIGGER - Un tal Brigitte Bardot y Me gusta ese tajo

PARLANTES AL MANGO, CONCHISUMÁ!

jueves, 22 de septiembre de 2011

miércoles, 21 de septiembre de 2011

lunes, 19 de septiembre de 2011

viernes, 16 de septiembre de 2011

jueves, 15 de septiembre de 2011

UN GATO EN LA INQUISICIÓN - HF


Aquí estoy, sucio, escondido entre la basura,
detrás de un barril, en un callejón hediondo,
embarrado, temiendo por mi vida
y concentrado en que nadie me pueda encontrar
para ir a tirarme en alguna hoguera,
como últimamente lo están haciendo con todos nosotros.
Hace mucho tiempo fuimos sagrados, pero
¿de que sirvió esa abismal ventaja,
si cambió tanto nuestra historia entre los humanos?
Antes sagrados, ahora malditos,
como parte de un plan de unos perversos
que quieren a toda costa invertir el curso la historia.
Junto con nosotros arden en miles de hogueras
las condenadas como brujas,
por obra y gracia de unos que luciendo atuendos negros
y miradas oscuras reclaman el poder absoluto,
en nombre de alguien que pensaba y obraba
de forma exactamente opuesta, aquel famoso Jesús.
Estamos en medio de lo que se ha dado en llamar
la Santa Inquisición,
y prácticamente a los gatos ya nos han matado a todos.
Ya quedamos muy pocos,
y espero que no me encuentren en este basural.
No debe ser nada agradable
ser quemado vivo ante la mirada lasciva de los inquisidores.
Y pobres, ellas, las conocedoras de las virtudes curativas etéreas,
vegetales, minerales, las que sólo quieren
seguir la meta de algunas antiguas diosas,
la de representar lo mejor, la de aliviar el dolor ajeno,
la de trascender lo conocido.
Justamente ahora las vienen a quemar vivas.
Ahora, cuando mas se las necesitaría para curar a la gente
que ha empezado a enfermar mortalmente,
muriendo de a millones, mártires de una horrible enfermedad
que crece imparable, la peste bubónica,
a la que llaman “peste negra”.
Y es que sin nosotros, los gatos, las inmundas ratas
transmisoras de esta desgracia están de parabienes.
Ya se reproducen a un ritmo desenfrenado, vertiginoso,
impunemente, sin nadie que les de caza.
Se hicieron dueñas de todo, gracias a estos oscuros seres
que aprietan una cruz en la mano,
supurando desde las profundidades el puro odio por los ojos.
Las apestosas, jubilosas ratas disfrutando de la muerte general.
Tal vez hayan sido ellas las artífices de todo este plan macabro,
el de la Santa Inquisición.
O tal vez estos demonios sean realmente ratas disfrazadas.
Es muy probable, porque actúan de una forma tan parecida.
Casi exactamente igual, diría.
La tristeza es inmensamente mayor que el miedo,
porque no es justo lo que está ocurriendo,
nadie merecía tanto dolor.
Todo hubiera sido tanto más fácil
sin la aparición de estos emisarios de lo tenebroso.
Sigo aquí, solo, erizándome, escondido detrás de un barril,
y a las pestilencias las puedo sentir mucho mas
que el mas sensible de todos los hombres.
Son olores nauseabundos, de muerte,
nada tienen que ver con la hermosa vida
que supuestamente planeó el creador de todas las cosas,
a menos que, finalmente, dolorosamente,
el también sea cómplice de estos horribles malvados.
Tal vez no tenga chance de escapar,
trataré de entregarme a la suerte que me toque,
sintiendo con todo mi corazón
que hasta el último momento seguiré siendo un fiel amigo,
uno mas que morirá junto a ellas en la hoguera.
Ya no lo veré, pero ojalá el tiempo corrija la historia.
Ojalá que aquél famoso Jesús pueda echar alguna luz
para ponerle fin a esta plaga de malditos
que desde siempre actúa usurpando su nombre.
Ojalá algún día los gatos podamos volver a ser ya no sagrados,
pero por lo menos recibidos, queridos y acariciados
como lo fuimos durante tanto tiempo.
Porque aunque a nosotros ahora nos sacrifiquen
por ser compañeros de las brujas,
nunca vamos a dejar de ser lo que siempre fuimos.
Simplemente animales cariñosos,
dispuestos a disfrutar de la vida junto a ustedes.

martes, 13 de septiembre de 2011

COSTUMBRES - HF





















Hasta 2009, Hans Elygretel era un empleado común y corriente
en una agencia de turismo de Leipzig.
Le iba razonablemente bien,
pero al determinar que algo faltaba en su vida,
comenzó a descargar tensiones trepando a altísimos árboles
para comenzar a masticarlos desde arriba.
Fue en las alturas de una sequoia gigante,
en un soliloquio con su alma,
cuando decidió que debía cambiar su rumbo.
De vuelta al ras del piso, abandonó su entrañable hábito
y se consagró a estudiar el complicado idioma de las lombrices.
No le fue nada mal.
Ya lleva un par de años dando seminarios y escribiendo
sobre las costumbres de los anélidos.
El pasado 29 de Agosto dio una conferencia
en el elegante hotel Regenstadt de Berlín,
que se centró especialmente en como perder el miedo
a la lombriz washingtoniana,
al parecer la más temible de su especie.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El Manicero, por Ignacio Villa (Bola de Nieve)

EL QUE APARECE EN EL MINUTO 1.10 ES EL MISMÍSIMO ALEJO CARPENTIER!

sábado, 10 de septiembre de 2011

JORGE W. - H. Fontova

PARA RECORDAR AQUÉL 11 DE SEPTIEMBRE, AQUÍ VA UN VILLANCICO QUE LE COMPUSE A UN SORETE LLAMADO GEORGE W. BUSH...



VIDEO REALIZADO POR:
http://www.youtube.com/user/zereneider1982

jueves, 8 de septiembre de 2011

PATRIMONIO - HF
















Todos silbamos, pero pocas veces reflexionamos
acerca de qué es lo que silbamos y como lo hacemos.
Ahora tenemos una oportunidad de hacerlo en nuestro país.
Bajo el lema “Silbar, un patrimonio nacional”
ya se puede participar de debates diarios
en la Comisión Para la Preservación del Silbido.
Allí se pueden abordar charlas
sobre las políticas de defensa de nuestra preciada costumbre
y las posibles estrategias de protección y promoción
del antiguo sonido liberador.
Los cursos diurnos y nocturnos que abarcan
desde "Silbido Callejero" hasta el último grado de "Concierto",
están a cargo de miembros del coro de la Institución,
dirigido por el prestigioso intérprete Pablo Silva.
En la Capital las actividades se desarrollan
en la sede central de Callao 2354
y cuenta con un servicio de guardia de instrucción
las 24 horas: 4001-0100.

lunes, 5 de septiembre de 2011

domingo, 4 de septiembre de 2011

LEOPOLDO MARECHAL

DESCUBRIMIENTO DE LA PATRIA





















Dije yo en la ciudad de la Yegua Tordilla:
“La Patria es un dolor que aún no tiene bautismo”.
Los apisonadores de adoquines
me clavaron sus ojos de ultramar;
y luego devoraron su pan y su cebolla
y en seguida volvieron al ritmo del pisón.
¿Con que derecho definía yo la Patria,
bajo un cielo en pañales
y un sol que todavía no ha entrado en la leyenda?
Los apisonadores de adoquines
escupieron la palma de sus manos:
en sus ojos de allende se borraba una costa
y en sus pies forasteros ya moría una danza.
“Ellos vienen del mar y no escuchan”, me dije.
“Llegan como el otoño: repletos de semilla,
vestidos de hoja muerta.”
Yo venía del sur en caballos e idilios:
“La Patria es un dolor que aun no sabe su nombre”.
Una lanza española y un cordaje francés
riman este poema de mi sangre:
yo también soy un hijo del otoño,
que llegó del oriente sobre la tez del agua.
¿Qué harían en el Sur y en su empresa de toros
un cordaje perdido y una lanza en destierro?
Con la virtud erecta de la lanza
yo aprendí a gobernar los rebaños furiosos;
con el desvelo puro del cordaje
yo descubrí la Patria y su inocencia.
La Patria era una niña de voz y pies desnudos.
Yo la vi talonear los caballos frisones
en tiempo de labranza;
o dirigir los carros graciosos del estío,
con las piernas al sol y el idioma en el aire.
(Los hombres de mi estirpe no la vieron:
sus ojos de aritmética buscaban
el tamaño y el peso de la fruta.)
La Patria era un retozo de niñez
en el Sur aventado, en la llanura
tamborileante de ganaderías.
Yo la vi junto al fuego de las yerras:
¡estampaba su risa en los novillos!
O junto al universo de los esquiladores,
cosechando el vellón en las ovejas
y la copla en las dulces guitarras de setiembre.
(No la vieron los hombres de mi clan:
sus ojos verticales se perdían
en las cotizaciones del Mercado de Lanas.)
Yo vi la Patria en el amanecer
que abrían los reseros con la llave
mugiente de las tropas.
La vi en el mediodía tostado como un pan,
entre los domadores que soltaban y ataban
el nudo de la furia en sus potrillos.
La vi junto a los pozos del agua o del amor,
¡niña, y trazando el orbe de sus juegos!
Y la vi en el regazo de las noches australes,
dormida y con los pechos no brotados aún.
Por eso desbordé yo mi copa de tierra
y un cachorro del viento pareció mi lenguaje.
Por eso no he logrado todavía
sacarme de los hombros este collar de frutas,
ni poner en olvido aquel piafante
cinturón de caballos
ni esta delicia en armas que recogí en Maipú.
Guardosos de semilla,
vestidos de hoja muerta,
los hombres de mi clan ignoraron la Patria.
Con el temblor sin sueño del cordaje
la descubrí yo solo allá en Maipú.
Y de pronto, en el mismo corazón de mi júbilo,
sentí yo la piedad que se alarmaba
y el miedo que nacía.
“La Patria es un temor que ha despertado”,
me dije yo en el Sur y en su empresa de toros.
“Niña y pintando el orbe de su infancia,
en su mano derecha reposa la del ángel
y en su izquierda la mano tentadora del viento.”
El temor de la Patria y su niñez
me atravesó encostado (la cicatriz me dura).
Tal fue la enunciación, el derecho y la pena
que traje a la Ciudad de la Yegua Tordilla.
Y así les hablé yo a los inventores
de la ciudad plantada junto al Río,
y a sus ensimismados arquitectos,
o a sus frutales hombres de negocio:
“La Patria es un dolor en el umbral,
un pimpollo terrible y un miedo que nos busca.
No dormirán los ojos que la miren,
no dormirán ya ell sueño de los bueyes.”
(Los apisonadores de adoquines
masticaban su pan y su cebolla.)
Y así les hablé yo a los albañiles:
“La Patria es un peligro que florece.
Niña y tentada por su hermoso viento,
necesario es vestirla con metales de guerra
y calzarla de acero para el baile
del laurel y la muerte”.
(Los albañiles, desde sus andamios
hacían descender cautelosas plomadas.)
Y dije todavía en la Ciudad,
bajo el caliente sol de los herreros:
“No solo hay que forjar el riñón de la Patria,
sus costillas de barro, su frente de hormigón:
es de urgencia poblar su costado de Arriba,
soplarle en la nariz el ciclón de los dioses.
La Patria debe ser una provincia
de la tierra y del cielo.”
Me clavaron sus ojos en ausencia
los amontonadores de ladrillos.
Los abismados hombres de negocio
medían en pulgadas la madera del norte.
Nadie oyó mis palabras, y era justo:
yo venía del Sur en caballos y églogas.
Y descubrí en mi alma: “Todavía no es tiempo:
no es el año ni el siglo ni la edad.
La niñez de la Patria jugará todavía
más allá de tu muerte y la de todos
los herreros que truenan junto al río.”
La Patria no ha de ser para nosotros
una madre de pechos reventones;
ni tampoco una hermana paralela en el tiempo
de la flor y la fruta;
ni siquiera una novia que nos pide la sangre
de un clavel o una herida.
Yo la vi talonear los caballos australes,
niña y pintando el orbe de sus juegos.
La Patria no ha de ser para nosotros
nada más que una hija y un miedo inevitable,
y un dolor que se lleva en el costado
sin palabra ni grito.

Por eso, nunca más hablaré de la
Patria.

jueves, 1 de septiembre de 2011

LA DEGRADACIÓN - HF


La degradación de la historia, en pocas palabras,
sería "terminar de sobrellevar todo esto a disgusto".
Estar dispuestos a acabar así,
sin haber reparado en las consecuencias,
como si un hermoso caballo nunca hubiera sabido
que no volvería a galopar.
Es el resultado de la programada, inútil victoria
del poder sobre la gran masa del pueblo.
Logrando que en medio del final
los desorientados acaben culpando a sus vecinos,
como siempre lo hicieron.
Mientras los insensatos dueños de las armas
siguen girando entre vestigios de lo que alguna vez fué de ellos.
Los poderosos, los artífices de la última gran incursión
sin regreso al punto de partida.
Se derrumba el alma de todas las cosas,
y ellos siguen dando vueltas alrededor de sí mismos,
como si no lo supieran, como falsos derviches
empeñados en ser la última gran decoración histórica.
Figuras inútiles, que jamás se atrevieron
a representar la mugre de sus espíritus.
Hasta pudieron pisotear la Luna,
pero les espera la venganza de todo lo demás.
Serán las líneas y los florones de la ornamentación final,
aplastados bajo sus pesados escudos.
Se irán, por fin, sin escuchar las carcajadas de los montes
que ellos hicieron desaparecer.
Sin escuchar la risa de los dioses
que siguen luchando, a mas no poder,
por los derechos del alma
de otros pueblos del universo.