El Comando Amelia es un comando de alumbrado, barrido y limpieza,
de acción pequeña pero contribuyente.
¡AMELIA VENCE!

viernes, 18 de febrero de 2011

EL ADIÓS DE TITO AL CIGARRILLO - HF


Adiós, amigo. Tuve que despedirme de vos,
y sé que te voy a extrañar.
Me acompañaste casi siempre,
en los mejores y peores momentos de mi vida,
por eso te recuerdo bien, como a un gran compañero.
Ya no vamos a estar más juntos, por eso te escribo estas líneas,
para agradecerte tu sabor inigualable,
tu disposición a hacerme compañía desinteresadamente,
por tu silencio, por mi necesidad
de haber estado tanto tiempo junto a vos,
por disfrutarte tanto.
Pero ya fué, hasta aquí llegó nuestra amistad.
Nuestros caminos se separaron,
y llegó el momento que desde hace tiempo sabía que iba a llegar,
el momento de decirte adiós para siempre.
Espero que hagas feliz a los que siguen con vos,
que los dañes lo menos posible, hasta que algún día,
sin perder el sabor que te caracterizó siempre,
puedas ser transformado en un nuevo,
gran protector de todos nosotros, de la salud general,
esta vez hecho de las mejores hierbas,
de las sanadoras, porqué no?
Porque si mal no recuerdo,
la pipa de la paz no era para nada insalubre.
Todo lo contrario.
No es tan descabellado, teniendo en cuenta
que se han inventado tantas otras
cosas que parecerían imposibles
al lado de lo que podría ser
tu simple transformación en algo benefactor,
hasta dotado de las mejores vitaminas y antioxidantes.
Y lo vuelvo a repetir: sin perder tu viejo y querido sabor.
Pero bueno, sabés que eso va a depender
de la voluntad de tus dueños,
de los Philip Morris, Marlboro y los demás.
De que tengan el coraje de tirar por la borda
su actual millonario negocio
y la amabilidad de comenzar otro desde cero,
con vos transformado
en un nuevo y saludable amigo de todo el mundo.
Entonces, bienvenido.
En ese caso, y si es que en aquél momento
todavía ando por estos lares,
tendré el placer de disfrutarte nuevamente.
Mientras tanto, seguí acompañando a los que te necesitan,
hasta que también te digan adiós, como lo hago yo ahora.
Así que chau, y no te ofendas,
pero te confieso que la tristeza que me produce
saber que no voy a saborearte nunca más
es muchísimo más pequeña que la inesperada,
enorme alegría que me producen mis nuevas grandes amigas:
el agua, mi bicicleta, las frutas, las verduras y mi voluntad.
Y ni te cuento, mi amada mujercita bailando en una pata!
Bueno, adiós y suerte, mi amigo.
Tito
P.D.: Ah, me olvidaba!
El infarto lo tuve una mañana de invierno (y pegó en el palo!)

No hay comentarios: