Nací para caminar, y no me arrepiento
de que me haya tocado ser lo que soy,
aunque digan que soy un atropellador y todo eso.
No tiene importancia, porque fui hecho
para caminar, para avanzar, para eso fui hecho.
Nada me interesa más que lo que haya delante mío,
aunque por momentos me vea obligado a detener la marcha
para comer alguna cosa, luego seguir mirando alrededor
y ver con que habré de toparme y esquivarlo.
Tantas cosas en mi vida intentaron abatirse sobre mí,
desde gigantescas herraduras hasta enormes zapatos.
Eludir, sin perder el tiempo, siempre adelante,
llueva o no llueva, sobre yuyos,
arena o tierra caliente, por donde sea.
Lo mío es caminar, y nunca voy a poder parar de hacerlo.
Aunque ahora, con el paso de los años,
ya lo haga algo mas lentamente,
y me duelan tanto algunos pies.
3 comentarios:
esos cienpies que ahora son tan pequeñitos, hace millones de años, en el carbonífero, llegaban a medir más de un metro de largo y unos 20 cm de diámetro y corrían, como hacen hoy por los interminables bosques que cubrían la tierra, sin tipos y tipas que dijesen uy que asco y los pisasen, pero tampoco sin humanos como vos Negro, con alma de biólogo amante de los bichos, que se detiene a admirarlos.
Amo a los bichos, Profe!
Pienso que nos llevan ventaja en la historia de este planeta.
Por empezar, el mito de Babel para ellos no corre, porque los perros ladran igual en Bolivia y en Alemania.
Y es más, ellos zafaron de nuestra soberbia, porque no creo que se hayan atribuído la autoría del sistema animal de vida.
Abrax´s!
Hermoso (por la vertiente real y por la metafórica, también).
Un abrazo
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