Escuchar el viento entre las ramas;
sentir en el aire el fresco de la brisa;
descubrir una planta entre las piedras;
agacharse hasta un chico y su sonrisa;
mirar un vientre de vida embarazada;
un abuelo con su nieto que lo admira;
un hornero con su barro y con su nido;
una perra jugueteando con su cría;
descubrir una planta entre las piedras;
agacharse hasta un chico y su sonrisa;
mirar un vientre de vida embarazada;
un abuelo con su nieto que lo admira;
un hornero con su barro y con su nido;
una perra jugueteando con su cría;
una plaza, un recreo, una pelota;
una banda de chicos
que imaginanun juego nuevo, un partido decisivo
con el "10" en la azul y la amarilla;
Un abuelo y una abuela enamorados;
el encuentro que se vive en la comida;
discusiones de temas bien de adentro;
sonrisas celebradas en familia;
el asado con su humo y con su vino;
el mate con su ronda compartida;
el abrazo, simplemente, de un amigo;
la paz que da esa cara tan querida;
el canto de los pájaros del cielo;
encontrar en el camino una caricia;
la vida que resurge empecinada
en primavera abriéndose una hendija;
todo esto y mucho más que no cantamos
nos alienta la esperanza de la vida,
da motivos a la fiesta cotidiana
cantándole a la vida así vivida.
Es el canto de la luz que va naciendo,
el canto de la flor y la semilla,
el canto de la paz en la mirada;
es el canto de la vida cada día...
La semilla está sembrada con dolores,
y la siembra ya es motivo de alegría,
esperamos con los pies bien en la tierra,
celebramos con Jesús y con María.
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