martes, 10 de diciembre de 2013
EL REGRESO DE LA DEMOCRACIA - Horacio Fontova
Se votó el día de mi cumpleaños, el 30 de Octubre de 1983, y la disputa era entre Raúl Alfonsín e Italo Luder. Todos esperábamos que tanto el radical como el peronista reivindicaran los derechos del trabajador que logró Perón en la década del 40. Es imposible olvidar el signo de la victoria de Alfonsín, aquél apretón de manos que hizo sobre su hombro izquierdo. Recuerdo que volver a la democracia fue como salir de un largo túnel oscuro y ver la luz de repente. Y tal vez muchos recordarán haber salido de otros oscuros túneles anteriores: el del 30 a Irigoyen, el del 43 a Ramón Castillo, el del del 55 a Perón, el del 62 a Frondizi, el del 66 a Illia. No se recuerdan iracundos caceroleros protestando durante esta última dictadura “cívico/ecleciástico/ militar”, pero en Mayo del 77 salieron valerosamente las Madres y las Abuelas a la Plaza de Mayo a hacer reclamos por sus hijos y nietos desparecidos. Bravas, queridas guerreras. Y la absurda guerra de 1982 (Galtieri-Malvinas) fue el epílogo de casi ocho años de sangrienta intolerancia. Allí fue que la Cuarta Junta Militar no tuvo más remedio que convocar a las elecciones, que ganó Raúl Alfonsin con el 52% de los votos. Finalmente el 10 de diciembre, día Internacional de los Derechos Humanos, el general Bignone (sin siquiera imaginar que un día el querido Néstor Kirchner haría sacar de las paredes del Colegio Militar una fotografía suya y otra de Videla) le transmitió el mando a Raúl Alfonsin. Ese día, el 10 de diciembre se lo vió a todo el pueblo liberado en las calles, y no me olvido más de uno de los jubilosos cantos: “Borombombón, borombombón, vamo´la hinchada de la Nación”, que era el de Clemente, del querido Caloi, festejando finalmente la libertad. Así, la recuperación de la democracia fue posible gracias a un conjunto variado de organizaciones políticas, sociales y culturales que, en medio del bestial, inhumano “proceso”, pusieron en funcionamiento, valiente y paulatinamente, la lucha contra la dictadura militar, al costo de que miles de ellos no aparecieran nunca más. Entonces, la construcción de la democracia comenzó el 10 de diciembre de 1983 y aún continúa, con este proyecto, en el 2013, y para su consolidación y profundización sigue haciendo falta el aporte cotidiano de todos, de cada uno de nosotros, los argentinos. Sin dolor, sin ira, sin odio, intentando hacerlo con amor.
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