domingo, 30 de agosto de 2015
A esta altura del partido parecería que los idiotizados son muy contagiosos, que creer en un idiota hace que se confirme ser uno de ellos. No queda más que -de no lograr por lo menos despabilar a alguno- luchar contra ellos, porque contagian su nefasta mediocridad. Los idiotas no aceptan gente exitosa, prefieren a otros mediocres como ellos, que les permitan confirmar que ser así está bien. Que irremediablemente no se puede ser mejor.
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