martes, 21 de noviembre de 2017
Me hubiera gustado ser un bravo espadachín, un temible maestro del florete. Pero me parece que ahora no sería conveniente reivindicar el antiguo arte del lance, del duelo. No creo que en estos días la violencia pueda llegar a un buen resultado, porque eso es lo que esperan de nosotros, la violencia. Lo que rescato de aquellas viejas usanzas es hacer respetar las propias convicciones hasta las últimas instancias, como valientes caballeros. Como muchas veces lo hizo Alfredo Palacios, eximio duelista. Pero los tiempos fueron cambiando, la triste cobardía ganando lugar y las oscuras transas entre traidores esclavos de sus ansias de poder poniéndose a la orden del día. Realmente una lástima, porque en estos días me hubiera gustado ser un bravo, temible espadachín.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Pero apenas sos un pobre boludo fuera de época. La vida es injusta, podés decir.
El Oso Pereyra era un espadachín de puño y chumbo del Rafa Di Zeo. Era uno de esos "jóvenes entusiastas que cantan en los paravalanchas" como decía Cristina Fernández de Kirchner. Pero le dieron fin a balazo limpio. Murió en su ley. Como la dcasa ganada murió en su ley. En las urnas y los tribunales.
Publicar un comentario