sábado, 28 de agosto de 2010
MOSCAS - HF
Espantarnos nunca les resultó fácil,
y seguimos siendo de lo mas molestas y envidiadas.
Y no es para menos.
Porque, ¿qué persona puede
caminar cabeza abajo por donde sea?
¿quien puede anticipar tan rápidamente
los movimientos de un atacante?
Y nadie se asea constantemente,
como lo hacemos nosotras.
Entonces, ¿qué importa que transmitamos lo que sea,
si somos tantas y tan limpias?
Hasta se cuenta que una de nosotras, por orden de Zeus,
le propinó una mordida a Pegaso, aquél caballo alado,
para hacer precipitar al vacío al osado jinete
que pretendía llegar al Olimpo montado en él.
Una mosca al servicio de una divinidad.
No a cualquiera se le encarga tamaña tarea.
Tal vez ese privilegio haya sido
el motivo que hizo que nos ganáramos
el rechazo general para siempre.
Aunque sinceramente deberíamos aceptar
que la verdadera razón
es que seamos tan afectas
a los desperdicios, a los despojos.
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