No
sé si todo era más tranquilo,
pero
era más claro, grande y luminoso.
Era
la sorpresa de ver, oler, palpar
y
oír todo por primera vez.
El
recuerdo de la hermosa voz de mi vieja
cuando
me acunaba, con su olor inolvidable,
cuando
jugar con mi trompo superaba
cualquier
intento de comprender la espiral del universo,
más
fácil y divertido que la meditación o el arduo yoga.
Cuando
los Reyes Magos realmente existían,
cuando
me esperaban tantos cumpleaños,
cuando
jugar con mis soldaditos
no
tenía olor a sangre humana,
cuando
los grandes eran
verdaderos
colosos vistos desde abajo,
cuando
el viento y los truenos
hasta
tenían sabores y olores súbitos
y
las nubes eran de algodón,
cuando
todo, cualquier cosa, se podía dibujar
sin
haber cursado la escuela de bellas artes,
cuando
obras sanitarias era un edificio lleno de agua,
cuando
no sabía que mi canario estaba preso,
cuando
llorar no daba vergüenza y reír era tan fácil,
cuando
mi mejor proyecto era poder afeitarme como mi viejo,
cuando
la plaza era el paraíso y mis amigos sagrados,
cuando
la magia era mamá cocinando,
cuando
todo era esperar lo mejor,
cuando
todavía no me imaginaba
nada
de todo esto.
4 comentarios:
Las veces que habré jugado con los soldaditos de mis primos!!! No, no tenían olor a sangre humana. pensábamos que eran para protegernos, eran "los buenos"... Si hasta los Reyes los traían!!!
No nos imaginábamos todo esto, no. Que vendría una pareja de sobrevivientes a sacarnos del letargo a que nos habían sometido. Que venían con ideales, con proyectos, que eran hijos de nuestras mismas madres...
Y ahora compañero, ahora volvemos a esperar lo mejor!!!!
Me gustó mucho, qué digo mucho?? muchísimo!! lo que publicaste.
Un abrazo
Ah!!! y es como si fuera la primera vez!!!!!
Me ha dejado pensando... Gracias. Algún día habrá un tinto y capaz que un pan con mermelada de moras y frutillas.
me acordé del olor a masilla de los autitos de lata rellenos de la misma... las baldozas cuadriculadas del patio... ¡uh!
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