Se les llama noticias, pero son
sólo interminables relatos
que hablan de quienes están al borde de la muerte
o de los que ya perecieron por
algún motivo,
cuanto más sangriento, mejor.
Relatados con la perversión de
una religiosa
que los enaltece como si hubieran
sido
los ganadores de algún gran
premio divino.
Olvidados para siempre algún alegre guerrero,
o alguna sabia mujer que vende
limones en la vereda.
Olvidados los hermosos animales
con los que se sigue fabricando
prendas de vestir.
Ellos son ahora reemplazados por la alerta,
la inseguridad, los accidentes,
por el vecino peligro de muerte.
Silban, chiflan las noticias,
como a la caza de animales con lazo,
para evitar algún motivo de placer general.
Sin ninguna mención a los pedidos de auxilio
de los desposeídos, de los infectados
por demandas no cumplidas.
Ninguna mención al repetido golpear de sus nudillos
sobre puertas que no se abrirán
a menos que por fin comiencen
a protestar como es debido.
Y como dardos, las noticias siguen fascinando,
ocultando todo lo que sea
que produzca sensaciones placenteras.
Ellas no dejan, ni por un segundo,
de ametrallar al mundo entero,
al servicio de una invisible,
hipnótica bandera.
1 comentario:
Estoy leyendo los blogs cumpas, y temo ver las noticias, porque ya sé de antemano como serán: ya las vivimos hace 4 años. No es la misma época, nosotros no somos los mismos y ellos no tienen el mismo poder, pero es un deja-vu macabro. Abrazo, negro.
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