sábado, 30 de julio de 2011
RONDAS - H. Fontova
Calculo que mañana voy a llegar a Anbar
a entregar la encomienda.
El desierto es silencioso,
el camión está en perfectas condiciones
y mis borceguíes siguen húmedos.
En esta ronda vi cactus y lagartos, pero ningún pájaro.
Dijeron que esto de vivir en tres realidades cíclicas
es esquizofrenia. Pero no, porque ahora
tengo la ropa completamente empapada
y el sonido a mi alrededor vuelve a ser descomunal.
Hermosa esta ronda, con el griterío de los monos
y el canto de los papagayos que son atronadores,
otra vez aquí, en medio de la voluptuosa selva,
con los borceguíes que se me vuelven a mojar.
Sigo buscando las muestras de musgo y liquen,
pero se me viene la ronda siguiente.
No se repiten con la misma duración.
A veces son mas cortas, otras mas largas,
solo hay que tener paciencia.
De nuevo estoy cruzando la avenida entre autos detenidos
y sigo fumando. Parece que va a llover.
El cielo está oscuro, muchos andan con impermeables
y se escucha el repiquetear de paraguas sobre las veredas.
Me río porque ya vengo completamente empapado,
pero hay pocas miradas, casi todos miran al suelo.
El clima es mucho mas seco
y sólo faltan tres cuadras para pagar el gas.
Pero va a tener que ser en la próxima ronda,
porque aquí en medio del desierto no se ve ningún banco.
Falta menos para llegar a Anbar a entregar la encomienda,
y por suerte la arena caliente
me está secando un poco los borceguíes.
Paciencia.
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3 comentarios:
¿es un barrio de la caba, Anbar?
No, Mancu, es Buenos Aires Design!
Shhh!!!
El cambio climático...
(Me reprimo por la veda .....)
Un abrazo renegau
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