rezando,
apuntando al cielo, es una posición elevada,
mística,
la mejor para vigilar y acechar
tranquilamente
al
alimento posible, ya sea algún macho de mi especie,
o
a quien sea que yo tenga ganas de devorar.
Siempre
hay mucho bicho distraído
que
me confunde con una hoja o una rama,
y
mi hambre es insaciable.
Hasta
es posible que una vez mas me deleite
comiéndome
a alguna de las mías.
Pero
los más son los incautos, llamándome,
cantándome, meneándose sobre alguna piedra
cantándome, meneándose sobre alguna piedra
para
convencerme de hacer el amor.
Y
como siempre, no podrán ver cuando me acerque a ellos.
Voy
a aparecer súbitamente, a surgir de la nada.
No
solamente puedo observar a trescientos sesenta grados
a
mi alrededor, sino que mi velocidad va a hacer
que
el elegido sólo me vea ya casi pegada a él,
mirándolo
fijamente en el momento de atraparlo,
y
luego de un extenso, placentero, doloroso coito,
ya
introducida mi larga lengua en sus entrañas,
licuando
sus órganos, será masticado,
inmóvil
entre mis patas frontales.
Y
si llega a percibir algo,
a comprender como es que lo hice,
a comprender como es que lo hice,
le
será como una acción confusa, borrosa,
la última que vea.
la última que vea.
No
acepto insectos muertos.
Y
no acostumbro a inhabilitar a mis presas previamente,
a
tenerlas en depósito, como hacen las avaras arañas.
Simplemente comienzo a vaciar, a masticar en el instante.
Simplemente comienzo a vaciar, a masticar en el instante.
Debo
comer mucho, todos los días.
Nada
me produce mas placer que el momento
de
cortar los centros vitales de mi presa,
comenzando
por devorar su cabeza y su cuello.
Y
seguir, hasta verla hecha cáscara, vacía.
Detesto la sociabilidad,
ya desde pequeña me dispersé e hice mi vida por separado.
Ningún contacto, sino hasta el acto sexual
Ningún contacto, sino hasta el acto sexual
y la deglución de mi ocasional pareja,
o salvo algún encuentro casual con otra buscona,
circunstancia que puede llevar
a una implacable lucha hasta la muerte.
a una implacable lucha hasta la muerte.
Así es mi vida: aparearme, matar, comer y rezar.
Soy mantis, soy religiosa.
4 comentarios:
Está buenísimo, no niego el costado metafórico que tiene tu elección. Pero voy a ir por otro lado, si no se ofende don Nigger.
Siempre me pareció ridículo el nombre que los científicos le dieron a este bicho. La Mantis no tiene nada de religiosa, si tiene sus especializados miembros anteriores en esa posición de recogimiento es para poder lanzarlos como un resorte hacia su presa a una velocidad que ninguna de ellas es capaz de captar, mientras su cuerpo permanece inmóvil y su vista está absolutamente fija en su objetivo. De pequeño estaba fascinado con ellas, entre otras cosas por una película de C&F que la tenía como protagonista,claro que era enorme, por efecto de una mutación radioactiva (reflejos de la amenaza nuclear). Las observaba verdes y quietas por horas posadas en una rama balanceándose como una hoja, astutas y pacientes, vivía en una casa de amplio fondo en Flores donde ya no creo que se encuentren mantis para entusiasmar a los niños. Sos (soy) un biólogo aficionado, eso está claro.
vos sabés Negro que tuve una novia así, onda mantis religiosa...
¡mamita que sufrimiento fue eso!
Eres una bestia, Viskovitz-Fontova. :)
Gracias, Sudaca, no conocía a Alessandro Boffa/Viskovitz!
Es un animal!
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