martes, 4 de febrero de 2014
DULCE Y PEGAJOSO (de Témpera Mental, Ed. Sudamericana) Otra langosta pasó a mi lado como un relámpago y ni se dio cuenta de que yo también estoy acá, bajo el sol. Y como las langostas todos los demás. Las espinas pinchan, las piedras raspan y aunque no tengo sangre, todo duele igual . Si miro hacia atrás veo que mi rastro es como un río de cristal y en materia de placeres no conozco ninguno que se iguale al de quedarme dormido sobre una hoja. Desde que nací, todo fue creciendo en espiral sobre mi espalda, y no venga nadie a molestar porque me oculto fácilmente. Mi compañera siempre amó lo dulce y pegajoso que soy, y otros se quejan de que coma flores, que son deliciosas. Pero nada de eso me preocupa, porque yo avanzo lento y feliz, orgulloso de ser un caracol.
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