martes, 4 de febrero de 2014
QUE BOM FAZER SHISHÍ (De Témpera Mental - Ed. Sudamericana) ¿Porqué pensar en nuestros líquidos como una trasgresión, si la noción de pecado se pierde atrás en el tiempo, cuando los oscuros preceptos sostenían que ‘la virtud no es animal”, y cosas por el estilo? En aquellos tiempos, la expulsión de nuestros humores sólo ejercía sus derechos en lugares que hedían a naftalina, en medio del reflejo de azulejos helados. Porque además de lo que siempre hubo que disimular, a la liberación de líquidos se integran otros placeres: los táctiles, los auditivos y los visuales. ¡Y los aromáticos! Así se podría producir el nacimiento de una nueva industria de la cosmética y la perfumería, donde se lucirían nombres de lo mas evocativos: “Orinelle”, “Sortilege d’or”, “Regen”, “Cascade”, “Mia Pioggia”, “Belle Pluie”, “Mon Pis”… La voz madre suena perfecta: pis… es casi un susurro, es paz en inglés… Y aquellos sinónimos usados por nuestros padres y cargados de tanta dulzura: pipí, pish, pichín, pichí… una delicia. Renovación del diseño de recipientes. Nuevos volúmenes, molduras, con efectos de luz, hasta proyecciones. Algún laboratorio con sentido común liberaría un producto natural que haría que nos viésemos emitiendo líquidos del color preferido, desde el púrpura hasta lo fluorescente.¡Y grabaciones! ¿Qué mejor para relajarse y olvidarse del maldito stress que caminar tranquilamente escuchando con unos buenos auriculares como se derramaron nuestros líquidos?
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