Hace años, en una playa de Rio de Janeiro, vi a una hermosa mujer negra con vestido y turbante blanco sentada en el piso frente a una cacerola en la que juntaba monedas y billetes que algunos le dejaban. Me imaginé como sería su vida, que tal vez se llamase María, fuese amiga del mar, tuviese un rancho limpio, un marido viejo, muchos hijos, fuese una gran cocinera y tocase muy bien el berimbau. Así que le compuse una canción, “La Negra María”. Aquí acompañado por los “Sobrinos”.
http://www.fontova.com.ar/www.fontova.com.ar/discografia/canciones/fontovapresidente/09comotocamaria.mp3
viernes, 31 de enero de 2020
domingo, 26 de enero de 2020
viernes, 24 de enero de 2020
JESÚS Y LOS APÓSTOLES Una tarde soleada andaban Jesús, los apóstoles y María Magdalena navegando en una barca por el Mar Egeo. Amigos y alegría. En un momento Jesús desciende por la borda y se va caminando por sobre el agua hasta la costa. Como de costumbre, y para no ser menos, el ansioso San Pedro quiso hacer lo mismo y se hundió en el agua. Jesús desde la costa matándose de risa le gritó: ”¡¡¡”Por las piedras, Pedro”!!!
viernes, 10 de enero de 2020
martes, 7 de enero de 2020
domingo, 5 de enero de 2020
REYES
Era la noche del 6 de Enero. Y el asunto, para todos, era esperar los regalos que iban atraer los Reyes Magos.
Vivíamos en el centro, en Plaza Lavalle, y en aquellos años las tres plazas estaban rodeadas de mateos, unos carros de paseo hermosamente fileteados al mejor estilo porteño, cada uno de ellos tirado por un caballo. Y estos, en la espera, no podían más que hacer sus necesidades en el lugar.
Así es que mi vieja se ocupaba en secreto de recoger algunas muestras de bosta.
La noche anterior ya habíamos preparado baldes de agua y algunos bollos de pasto para que bebieran y comieran los camellos.
Al despertar, el living estaba colmado de regalos, baldes vacíos, restos de pasto. Y bosta.
Así que no me cabía ninguna duda de que era la de los camellos que habían pasado por allí.
Pero en medio de los regalos había pequeños trozos de carbón. Y mi vieja decía que así los Reyes me recriminaban las travesuras que yo había cometido y que ella no tenía nada que ver.
Y como uno había hecho muchas tropelías, resultaba razonable. Pero no importaba, porque había multitud de regalos.
Y si íbamos a otro momento del año, ya lejos de la noche de Reyes -Agosto,digamos- un día, yo jugando con mi trompo después de haber cometido una de las mías, súbitamente sobre mi cabeza me caía un trozo de carbón. Un susto total.
Y muerto de miedo le decía a mi vieja: “¡Mamá, mirá lo que me cayó desde arriba!”. Y ella solo respondía: "¿Viste? no jodas, negrito."
Vivíamos en el centro, en Plaza Lavalle, y en aquellos años las tres plazas estaban rodeadas de mateos, unos carros de paseo hermosamente fileteados al mejor estilo porteño, cada uno de ellos tirado por un caballo. Y estos, en la espera, no podían más que hacer sus necesidades en el lugar.
Así es que mi vieja se ocupaba en secreto de recoger algunas muestras de bosta.
La noche anterior ya habíamos preparado baldes de agua y algunos bollos de pasto para que bebieran y comieran los camellos.
Al despertar, el living estaba colmado de regalos, baldes vacíos, restos de pasto. Y bosta.
Así que no me cabía ninguna duda de que era la de los camellos que habían pasado por allí.
Pero en medio de los regalos había pequeños trozos de carbón. Y mi vieja decía que así los Reyes me recriminaban las travesuras que yo había cometido y que ella no tenía nada que ver.
Y como uno había hecho muchas tropelías, resultaba razonable. Pero no importaba, porque había multitud de regalos.
Y si íbamos a otro momento del año, ya lejos de la noche de Reyes -Agosto,digamos- un día, yo jugando con mi trompo después de haber cometido una de las mías, súbitamente sobre mi cabeza me caía un trozo de carbón. Un susto total.
Y muerto de miedo le decía a mi vieja: “¡Mamá, mirá lo que me cayó desde arriba!”. Y ella solo respondía: "¿Viste? no jodas, negrito."
sábado, 4 de enero de 2020
FINAL
La degradación de la historia en tres palabras es “sobrellevar-todo-a-disgusto,” es estar dispuesto a aceptar imposiciones sin reparar en las consecuencias. Sin importar a parecerse luego y para siempre a un caballo que ya no podrá galopar. Así es el resultado de la antigua, programada victoria del Gran Poder sobre la gran masa del pueblo, los innumerables desorientados, siempre recriminando al otro, sin escuchar respuestas. Se avecina el tiempo en que los dueños de las armas, de la guerra, los artífices de la última gran excursión sin regreso, quedarán dando vueltas, solos, con vagos vestigios de lo que fueron. Se va derrumbando el Gran Poder, pero ellos siguen, ni se quieren enterar. Sólo se empeñan en ser una postrera decoración histórica, una combinación de figuras incomprensibles. Pudieron pisar la luna, pero les espera la venganza de todos los elementos, y quedarán impresos como meros adornos. Serán las siluetas de la ornamentación final, debajo de sus escudos oscuros y pesados.
Sin haber podido escuchar la risa de los montes desaparecidos, de los que se atrevieron a hablar, de los que casi no aparecieron en los informes de nadie. O la canción mensajera de algunos dioses que siguen luchando a mas no poder por los derechos del alma de otros pueblos del universo.
Sin haber podido escuchar la risa de los montes desaparecidos, de los que se atrevieron a hablar, de los que casi no aparecieron en los informes de nadie. O la canción mensajera de algunos dioses que siguen luchando a mas no poder por los derechos del alma de otros pueblos del universo.
viernes, 3 de enero de 2020
¿Hay que temer a la muerte, o esto es sólo una tontería, un comportamiento irracional que no causa más que angustia y disminuye el placer de la vida? Pese a que la muerte nos priva de toda sensación, en efecto, si mientras vivimos no tiene lugar en nuestra existencia y cuando nos llega ya no la poseemos, ¿no habrá la humanidad derrochado demasiada energía en temer y preocuparse por algo que no llegamos a experimentar de forma sensitiva y que, por tanto, realmente "no existe"? ¿Habrá que comenzar entonces a reirse de la muerte?
miércoles, 1 de enero de 2020
BRUJA
Va a arder la bruja en la hoguera, otra mañana en la que el fuego es obrero de la Santa Inquisición. En un palco, obispos y damas de hedores perfumados preparan sus pañuelos para taparse las narices, disimulando euforias y suspiros, ansiosos de dolor. Un millonésimo día más en la historia del mundo.
El hermoso amanecer continúa ajeno a todo, la plaza ya está repleta y la gente no para de aullar, pidiendo a gritos que comience la función. Una más va a morir quemada. Se la acusa de haber cicatrizado heridas con la sola pasada de su mano y de haber curado mal de ojo mencionando al mismísimo Dios en sus plegarias paganas. Por todo eso, sus cenizas a los rastrojos, dice la habitual sentencia del tribunal.
Con el exasperado bramido general se enciende la hoguera. Comienza el espectáculo. Pero la bruja no se agita ni grita de dolor, sino que comienza a entonar una hermosa canción que dice que los caminos que llevan al cielo no están clausurados por orden de nadie. Y la multitud indignada no para con el abucheo y las pedradas, porque la bruja sigue cantando entre las llamas.
El hermoso amanecer continúa ajeno a todo, la plaza ya está repleta y la gente no para de aullar, pidiendo a gritos que comience la función. Una más va a morir quemada. Se la acusa de haber cicatrizado heridas con la sola pasada de su mano y de haber curado mal de ojo mencionando al mismísimo Dios en sus plegarias paganas. Por todo eso, sus cenizas a los rastrojos, dice la habitual sentencia del tribunal.
Con el exasperado bramido general se enciende la hoguera. Comienza el espectáculo. Pero la bruja no se agita ni grita de dolor, sino que comienza a entonar una hermosa canción que dice que los caminos que llevan al cielo no están clausurados por orden de nadie. Y la multitud indignada no para con el abucheo y las pedradas, porque la bruja sigue cantando entre las llamas.
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